Un año turbulento para Revlon. Hace apenas cuatro días, sus acreedores aseguraban que el rumbo que esperaba a la compañía no hacia augurar un buen presagio, es más, afirmaron en diversas ocasiones, que tras la quiebra de Revlon, la empresa se dirigía hacia el desastre.
Durante el día de ayer, Revlon recibió el permiso de un juez de quiebras, David Jones, de los Estados Unidos, autorizando a la compañía para que pudiera acceder a un préstamo que ascendía hasta la cantidad de $1,4 mil millones, aún sabiendo la opinión y oposición por parte de los acreedores, que manifestaban pocos días atrás. El juez instruyó que el gigante de la belleza estadounidense tiene derecho a este préstamo para poder ejercer sus operaciones en bancarrota.
Esta operación contiene letra pequeña también para Revlon, puesto que con la aceptación de este prestamo, el gigante de la cosmética de EEUU debe comprometerse a salir de la bancarrota en abril de 2023.
El 27 de julio, Reuters comunicaba que los acreedores de la compañía se oponían al préstamo puesto que dudaban de si el valor real de Revlon llegaba a exceder el de la deuda que debía asumidor la compañía. Además, el comité que se oponía a esta transacción por parte de la coalición de prestamistas BrandCo Lenders, explicaba que en otra operación realizada en 2020 para salvar la compañía, habían "desplumado" a otros acreedores de Revlon.