El gigante estadounidense cosmético Revlon declaró el pasado miércoles 15 de junio que se encuentra en bancarrota. La compañía fue fundada en Nueva York, en 1932, en plena crisis económica ('Crac del 29' y su posterior Gran Depresión), y en 2022, es incapaz de hacerle frente a una deuda que alcanza la cifra de 3.700 millones de dólares, lo que vendría a suponer para nosotros unos 3.500 millones de euros.
Revlon cerró el pasado año con pérdidas de 207 millones, pero el año anterior, la cifra fue superior llegando hasta los 600 millones, y con estos resultados negativos tanto en 2021, como en 2020, se suman a la lista de años en los que la compañia estadounidense cierra en números rojos sus ejercicios económicos.
”La demanda de nuestros productos por parte de los consumidores sigue siendo fuerte: la gente adora nuestras marcas y seguimos teniendo una posición de mercado saludable. Pero nuestra complicada estructura de capital ha limitado nuestra capacidad de sortear los problemas macroeconómicos para satisfacer esta demanda” explicaba un miembro de la compañía. La empresa opera en 150 países, y su estructura de negocio se divide en cuatro secciones: Revlon, Elizabeth Arden, Portfolio y Fragances.
El pasado viernes, las acciones cayeron un 53% marcando su mayor caída en la historia. Hace tan solo 5 días, se conocía a través de distintos medios de comunicación que la empresa estaba tanteando la opción de entrar en concurso de acreedores y andaba en la búsqueda de un nuevo dueño. Desde entonces, se especuló sobre la situación en la que e encontraba la compañía, y hoy se ha acogido el Capítulo 11 a la ley de quiebras de Estados Unidos.