De que la sostenibilidad no es una moda, ¿Ya no hace falta convencer a nadie, no?
- El 66% de los consumidores aseguran estar dispuestos a pagar más por una marca “responsable”, según un informe de Nielsen.
- Si un mensaje publicitario hace referencia al rendimiento sostenible de la marca, el porcentaje de compra de ese producto sube entre un 17% y un 21%, según el mismo informe.
- El 57% de los consumidores cambiarían voluntariamente sus hábitos de compra para ayudar a reducir el impacto negativo en el medio ambiente, según un estudio de 2020 de National Retail Federation.
Estamos en un momento de la historia en el que los consumidores conscientes no paran de crecer y donde ya no importa solamente el producto, ahora importa la empresa. Según estudios de Ocu y Nesi, el 73% de los consumidores globales se preocupa por la empresa, no solo por el producto, en el momento de tomar una decisión de compra. El cliente ya no busca únicamente el mejor producto, ahora busca la mejor empresa que haga el producto que desea. ¿Y cómo saber que una empresa es mejor que otra? Comunicándolo.
No existen empresas perfectas, ninguna lo es. La sostenibilidad es un compromiso, una manera de vivir, de pensar y de actuar. No es una meta, sino que es el camino. Porque por más sostenibles que seamos, siempre habrá aspectos en los que podríamos mejorar. Por eso la comunicación es la clave que nos va a diferenciar.
¿Qué aspectos debemos tener en cuenta a la hora de comunicar la sostenibilidad de nuestra empresa?
- Lo primero, transparencia. Ser honestos y transparentes es esencial cuando hablamos de criterios ESG. ¡Ey! No somos los mejores. No, no somos perfectos. No, no queremos hacerte creer que lo somos. Pero sí estamos aquí con el claro objetivo de ser la mejor empresa PARA el planeta.
- Lo segundo, datos, datos y más datos. Siguiendo la relación de la transparencia, no se trata de mostrar datos perfectos, pero sí reales. Comparte cifras que el consumidor pueda entender. Compáralas con años anteriores o con conceptos que pueda medir e identificar claramente. Por ejemplo, ¿cuánto CO2 has ahorrado como empresa con las medidas sostenibles que habéis aplicado? ¿A cuántos árboles plantados equivaldrían? ¿Cuántos kg de residuos has evitado producir el último año?
- Lo tercero y muy importante: es necesario contar con un plan de acción. Porque como no somos perfectos, podemos mejorar. Y como podemos mejorar, el cliente quiere saber cuáles son nuestros objetivos de mejora y cómo nos planteamos llegar a ellos. No basta con anunciar lo que ya hemos hecho, es preciso compartir aquello que queremos conseguir, a corto, medio y largo plazo. Porque la sostenibilidad es un camino a largo plazo, y comunicarlo así nos situará en la mente del consumidor como una empresa comprometida que tiene previsto seguir trabajando en este sentido por muchos años, más allá de la “moda” actual.
Comunicar la sostenibilidad puede dar cierto miedo de entrada, pero es preciso hacerlo. Debemos luchar para superar la desconfianza y la desinformación del consumidor y darle las herramientas necesarias para encontrar lo que busca y creernos. Pensemos que, en el entorno actual, si nosotros no hablamos de nuestra marca, a lo mejor lo harán otros y allí no tendremos el control del mensaje. Y siempre es mejor ir por delante que no tener que justificarse frente a una acusación o comentario malintencionado. Repitámonos el mantra de la transparencia y confiemos. No tengamos reparo en exponer las dificultades que nos encontramos y seamos positivos. Se trata de implicar a la gente, no de ahuyentarla.
La sostenibilidad es un tema transversal que afecta a todos los sectores y ámbitos y la conciencia del consumidor sobre los problemas medio ambientales nunca ha sido tan alta como ahora. Con el cambio climático y la desigualdad amenazando los sistemas naturales, sociales, económicos y políticos, el mundo está reclamando con más fuerza que nunca que los líderes empresariales y financieros actúen y marquen la diferencia. Marquémosla.
