Para poder entender y compartir nuestra visión sobre la moda y la belleza, más concretamente sobre el maquillaje, necesitamos retroceder en el tiempo y situarnos en plena pandemia. Recordando todas las vivencias que tuvimos, he encontrado un paralelismo en una época de hace muchos siglos: la Edad Media.

En la Edad Media, se vivieron momentos muy oscuros: guerras, hambrunas, epidemias de peste, opresión social provocada por la Inquisición, etc. Estos sucesos negativos se reflejaron en el arte y la literatura como un periodo muy oscuro, pero no debemos olvidar que también se vivieron sucesos positivos, como la arquitectura, la literatura, la música y la filosofía.

Volviendo al presente, todos recordamos el mes de marzo de 2020, cuando se declaró la pandemia mundial y se nos obligó a confinarnos en casa. El miedo a enfermar, la crisis sanitaria y económica llenaron nuestras mentes de pensamientos negativos. Al igual que en la Edad Media, hubo muchos momentos oscuros, momentos de miedo y mucha incertidumbre, y todo parecía derrumbarse. Pero, por otro lado, también existieron sucesos positivos: el silencio, el tiempo, la conexión con nosotros mismos, el autocuidado y el avance vertiginoso de la tecnología, así como la regeneración de la naturaleza, despertaron cambios en nosotros.

Todo esto provocó cambios en nuestra manera de ser, de sentir, de vestir, de peinarnos y de maquillarnos. Las vivencias de estos años han hecho que cambiemos algunos hábitos, que ya estaban emergiendo, pero la pandemia los ha acelerado. Hemos dejado de vivir tanto hacia el exterior y hemos empezado a vivir de un modo más introspectivo. Muy lentamente hemos ido tomando confianza para salir y conectar de forma presencial con más frecuencia. Deseamos estar en eventos presenciales, dejar de lado las reuniones virtuales y quedar en grupo, viajar, relacionarnos, en una palabra, socializar. Un acto crucial que nos proporciona conexión emocional, desarrollo social, sensación de pertenencia a un grupo, construcción de identidad y bienestar en general. La sociabilidad es un acto que está muy unido a la moda. La moda, la belleza y el maquillaje se retroalimentan y son inseparables.

Una vez que volvemos a vivir en la normalidad, experimentamos una explosión de color en la ropa y los complementos. Solo tenemos que ver los pantones premiados en 2022 y 2023. Sin embargo, estos colores no se reflejan en el maquillaje. En el maquillaje, destaca una piel luminosa, con un aspecto saludable, esa salud que hemos temido tanto perder. Queremos vernos “sanos”. Llegamos a un punto clave en el maquillaje: la luz. Me recuerda de nuevo al pasado, cuando una vez superada la Edad Media, vino el Renacimiento, un avance importante para la humanidad, hubo una renovación del pensamiento.

Todos pensábamos que después de quitarnos las mascarillas habría un auge de los "pintalabios", al igual que ocurrió en la Segunda Guerra Mundial o en el crack del 29, donde el color rojo en los labios expresaba la necesidad de transmitir las ganas de sentirnos bien y luchar para revertir la situación en la que la sociedad estaba inmersa. Pero no ha sido así. La calidez, la luz, la armonía y el equilibrio son conceptos que están por encima del color en el maquillaje. Trabajamos en un rostro maquillado con una textura ligera, donde se igualan las discromías para unificar el tono, pero dejando la piel transparente. Con otros productos faciales, seguimos trabajando en el rostro, definiendo volúmenes y dando a la piel una textura fresca y jugosa. Con iluminador y texturas en crema, conseguimos dar jugosidad y luz de una forma muy natural. La ceja tiene un gran protagonismo: deben ser naturales y bastante pobladas, pero muy bien definidas y peinadas. Las pestañas son negras e intensas, debemos prestar mucha atención para que queden abiertas en forma de abanico, y si es necesario, podemos reforzarlas con un kajal negro para dar profundidad a la mirada. El sombreado de ojos es muy neutro, aunque estructurado, trabajando texturas mates y brillantes para conseguir apertura y luz. Los labios tienden a ser prominentes y brillantes, con una textura gloss y una buena pigmentación. En alguna ocasión, si necesitamos reforzar un maquillaje más intenso, podemos jugar con la intensidad del color y del brillo.

La innovación en el maquillaje no solo se limita a un cambio de concepto, sino que la innovación tecnológica se aplica a la formulación, al packaging, a las materias primas y a las aplicaciones de inteligencia artificial, lo que supone un valor añadido en los procesos de fabricación o productos. La innovación tecnológica también ha evolucionado mucho en los laboratorios de maquillaje, donde existen verdaderas maravillas de texturas, donde el acabado, la duración y el cuidado de la piel van siempre de la mano. Podemos hablar de un maquillaje eficiente en cuanto a resultados, duración y versatilidad, y, por lo tanto, también más sostenible.

Estamos viviendo una revolución tecnológica en el maquillaje. Es algo apasionante. Las texturas son muy sensoriales, híbridas entre polvos y cremas. Los polvos parecen una segunda piel, no dejan textura. Los ingredientes tienen un alto grado de eficacia, y se utilizan ingredientes activos en polvos como el ácido hialurónico. El maquillaje está cambiando hacia la cosmética de color, poniendo el foco en el cuidado de la piel y la calidad para conseguir efectos performance.

Es necesario soltar la tiranía que pueden provocar las redes sociales, donde las influencers y los filtros crean estereotipos totalmente despersonalizados. El maquillaje tiene un gran poder de transformación, pero jamás debes desvincularte de quién eres. En Jorge de la Garza siempre animamos a que utilices el maquillaje para expresarte, sin olvidar quién eres. Es importante mostrar la belleza desde la autenticidad.

Aquí es donde vuelvo a encontrar similitudes con el proceso que vivió la humanidad desde la Edad Media hasta el Renacimiento, donde el cambio de pensamiento nos llevó a una corriente humanista.

La tecnología, como hemos estado hablando hace un rato, está evolucionando a una velocidad vertiginosa. En el sector de la belleza, no solo se encuentra en la fabricación y formulación, sino que tenemos la inteligencia artificial en funcionamiento y una nueva realidad en el metaverso. Esta tecnología nos hará evolucionar siempre y cuando nunca perdamos la conexión con quienes somos.