Neurocosmética: vías innovadoras para el cuidado de la piel

La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y refleja su funcionamiento interno y su salud, así como nuestras emociones y nuestra edad

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Marketing y Comunicación en Impag
17 de Abril de 2024
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Neurocosmetics
Neurocosmetics

El cerebro y la piel comparten el mismo origen embrionario: el ectoblasto, la capa externa de células embrionarias que da origen tanto al sistema nervioso como a la epidermis.

Nuestra salud mental influye directamente en la salud y el estado de nuestra piel, mientras que, a la inversa, podemos conseguir una influencia positiva en nuestros estados mentales y emocionales mediante la aplicación tópica de cosméticos. La piel es una especie de prolongación del cerebro, y la comunicación bidireccional entre estos dos órganos abre nuevas vías y posibilidades en el cuidado de la piel.

El sistema nervioso de la piel

La piel tiene tres capas básicas: la más externa es la epidermis, y bajo ella se encuentran la dermis y el tejido subcutáneo. Las capas externas de la piel, a excepción del estrato córneo (capa córnea de la epidermis), se caracterizan por la mayor densidad de fibras nerviosas. Existen dos tipos de fibras nerviosas: sensoriales y motoras.   

Cuando se estimulan las terminaciones nerviosas de la piel, los receptores sensoriales, sentimos el tacto. Estos receptores sensoriales son sensibles al dolor, al calor y al frío. Por su parte, las fibras motoras llevan impulsos a los vasos sanguíneos y a los músculos erectores del pelo (arrector pili) que están unidos a los folículos pilosos. La estimulación de los nervios vasculares puede aumentar o disminuir el flujo sanguíneo capilar. Cuando los músculos erectores del pelo se contraen, los pelos y los folículos son arrastrados hacia arriba, dando lugar a lo que conocemos como piel de gallina. 

La piel, como sistema de control de los factores ambientales (temperatura, humedad, etc.) y de percepción (como el tacto), genera impulsos que se envían -a través de mediadores- al sistema nervioso. Ejemplos de mediadores son los neurotransmisores, que son sustancias químicas sintetizadas de forma natural por las terminaciones nerviosas, pero también producidas por las células de la piel (queratinocitos, melanocitos, fibroblastos y similares) y el sistema inmunitario. La liberación de neuromediadores puede desencadenarse por estímulos físicos, químicos e incluso emocionales. Entre los 200 neuromediadores que conocemos actualmente, unos 25 se encuentran en la piel, como los neuropéptidos.

Qué son los neurocosméticos

Los neurocosméticos influyen en las terminaciones de los nervios sensoriales de la piel, los que son sensibles al calor, el frío, el dolor, el picor y la presión. Estos receptores envían impulsos al sistema nervioso central. Los neurocosméticos no influyen en todo nuestro sistema nervioso porque sólo actúan localmente, allí donde se han aplicado.   

La primera definición de este tipo de productos se atribuye al profesor Laurent Misery, de la Universidad de Brest (Francia), que en 2000 describió los neurocosméticos como "productos no absorbidos aplicados sobre la piel, que muestran actividad sobre el sistema nervioso cutáneo o en general efectos sobre los mediadores cutáneos".

El debate sobre esta nueva categoría de productos cosméticos denominados neurocosméticos también se retomó en 2007 durante la reunión de la Sociedad de Químicos Cosméticos de Nueva York (NYSCC). Como resultado, se estableció un nuevo grupo de productos cosméticos: productos que tienen la capacidad de provocar reacciones del sistema nervioso central en respuesta a un efecto local de un producto cosmético.

Principios activos de los neurocosméticos

Los ingredientes neurocosméticos pueden utilizar los siguientes mecanismos de acción:

  • Interacción directa con las terminaciones nerviosas de la piel como moduladores de la liberación de neurotransmisores. Entre los ejemplos podemos citar los péptidos botulínicos que favorecen la relajación de la musculatura facial para suavizar las arrugas, y los péptidos inhibidores de las neuronas, sobre todo para disminuir la reactividad de la piel hipersensible a los factores ambientales (cambios de temperatura, humedad del aire, smog, etc.).
  • Modulación de las funciones celulares como agonistas/antagonistas de los receptores de neuropéptidos o como moduladores de neurotransmisores.

Basándose en las características de las terminaciones nerviosas de la piel, los investigadores empezaron a buscar principios activos que mostraran actividad en esas terminaciones nerviosas.

Entre los ingredientes neurocosméticos más utilizados figuran:

  • Mentol, el principal ingrediente del aceite de menta (así como sus derivados, como el Lactato de Mentilo), que influye en los termorreceptores, es decir, los receptores responsables de la sensación de frío, y provoca un efecto refrescante a pesar de que la temperatura ambiente no varíe. 
  • Vanilil Butil Éter (VBE), un derivado de la vainillina que se une a los termorreceptores cutáneos, produciendo un efecto de calentamiento a largo plazo y vasodilatación. 
  • La capsaicina, un alcaloide que se encuentra de forma natural en los pimientos picantes y es responsable del aumento de la temperatura corporal y de la vasodilatación.
  • Ciertos péptidos biomiméticos, compuestos sintéticos estructuralmente similares a los péptidos endógenos que se encuentran de forma natural en el cuerpo humano, responsables del control de los procesos metabólicos, y que pueden tener un efecto neuromodulador, por ejemplo los péptidos botulínicos.
  • Ciertos extractos de plantas con efectos neuromoduladores.

Bienestar frente a neurocosmética

El concepto de psicocosmetología está indisolublemente ligado a los productos cosméticos como tales. El mundo de la cosmética se orienta cada vez más hacia una visión holística de la belleza. Los cosméticos no sólo contribuyen a aumentar la autoestima, sino que también favorecen el bienestar. Y aunque los cosméticos no son medicamentos, desempeñan un papel fundamental en la promoción de la salud, mientras que el correcto equilibrio emocional que fomentan puede tener un impacto directo en el estado no sólo de nuestra piel, sino también de todo nuestro cuerpo.    

El fascinante y complejo vínculo entre la piel y el cerebro lleva años siendo explorado por las empresas cosméticas debido a su prometedor potencial.

Sin embargo, la sensación de placer y bienestar que produce la aplicación de un producto cosmético con una textura deliciosa que crea una experiencia sensorial satisfactoria suele asociarse erróneamente a la neurocosmética. En efecto, las moléculas sintetizadas en el cerebro son las mismas que utiliza el sistema nervioso cutáneo para la comunicación celular, pero la capacidad de regular fenómenos complejos como el estado de ánimo suele clasificarse erróneamente en el ámbito de la neurocosmética. La neurocosmética persigue exclusivamente una actividad local con reacción sobre el sistema nervioso central.

Sobre el autor
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Anna Bosch Sala

Marketing y Comunicación en Impag

Graduada en Global Communication Management por la universidad Blanquerna (Ramon Llull).  Especializada en comunicación para la salud, belleza y cuidado personal. Responsable del Área de Comunicación de IMPAG Iberia.
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