Un reciente informe pone sobre la mesa un riesgo serio que muchos tratamientos “beauty” tienden a minimizar: los rellenos faciales ya no se ven solo como retoques inofensivos. Según la BBC, algunos de estos procedimientos podrían provocar “oclusión vascular”, una obstrucción de vasos sanguíneos que puede derivar en pérdida de piel, deformaciones e incluso ceguera.
¿Qué dicen los expertos?
El peligro ocurre cuando el relleno se inyecta dentro o muy cerca de arterias o capilares faciales. Si eso sucede, el flujo sanguíneo se interrumpe. En algunos casos analizados, ese bloqueo ha sido tan grave que ha causado daños irreversibles en tejido y visión. Como informa la BBC, aunque estas complicaciones no son lo habitual, cuando se dan, “pueden ser devastadoras”.
Ultrasonido antes de la aguja: ¿la clave para más seguridad?
Para evitar estos riesgos, los especialistas recomiendan el uso de ultrasonido antes de cada tratamiento. Este escáner permite mapear las arterias y venas del rostro con precisión, identificando “zonas de alto riesgo” que deben evitarse. Si algo no parece que está en las condiciones necesarias para proceder, los médicos y clínicos podrían reorganizar la inyección, o descartarla, en lugar de avanzar “a ciegas”.
¿Qué implica todo esto para el boom de la estética?
Este tipo de alertas pone en evidencia que, detrás de la comúnmente conocida como belleza express, existe un terreno técnico y delicado: el del cuerpo humano. Que los rellenos estén de moda no puede eclipsar la necesidad de protocolos estrictos, formación médica y transparencia en los riesgos.