El motor de crecimiento de Inditex muestra signos de moderación. El grupo gallego ha cerrado su primer trimestre fiscal de 2025 con un incremento en ventas del 1,5%, hasta los 8.150 millones de euros, y un beneficio neto de 1.294 millones, apenas un 0,8% más que en el mismo periodo del ejercicio anterior. Un resultado sólido, aunque muy por debajo del dinamismo al que tiene acostumbrado al mercado.
La reacción en Bolsa no se hizo esperar: Inditex terminó la jornada posterior a la presentación de resultados con una caída del 5,2%, la mayor del Ibex 35 ese día. El balance reflejó el impacto de factores como condiciones meteorológicas adversas, una comparativa especialmente exigente tras un arranque de 2024 excepcional, y un entorno macroeconómico que empieza a enfriar el consumo global.
El contraste con el ejercicio anterior es clave para entender el contexto. En el primer trimestre de 2024, la compañía había crecido un 13% en ventas y elevado su beneficio neto un 54%, en plena recuperación postpandemia y con un mercado global aún impulsado por la reapertura y la demanda embalsada. El resultado fue un cierre de año histórico: más de 35.900 millones de euros en ventas anuales y 5.400 millones de beneficio neto.
Frente a ese telón de fondo, las cifras actuales reflejan una normalización más que una debilidad estructural. A tipo de cambio constante, las ventas habrían crecido un 2%, y el margen bruto se mantiene en niveles sólidos, situándose en el 60,6%, apenas una décima por debajo del registrado hace un año.
Inditex, sin embargo, no pierde el paso. La compañía mantiene su estrategia a largo plazo, con previsión de aumentar un 5% la superficie comercial bruta durante 2025 y seguir potenciando su modelo integrado de tienda física y online, considerado uno de los más eficientes del retail global.
Con una posición financiera sólida, sin deuda y con caja neta superior a los 11.400 millones de euros, el grupo continúa invirtiendo en tecnología, sostenibilidad y mejora de su cadena de suministro, con el foco puesto en reforzar su resiliencia en un entorno económico más volátil.
Inditex entra así en una nueva fase, marcada por el realismo y la estabilidad, donde el reto no será solo crecer, sino sostener el liderazgo global en una industria cada vez más fragmentada, digitalizada y atenta a la rentabilidad por encima del volumen.